El 28 de diciembre último salió una nota de
Eduardo Villar en la revista Ñ del diario Clarín titulada: Libros de papel: una
despedida sin lágrimas celebrando las posibilidades que le brinda su eBook.
Villar subió su nota a FB, lo que abrió una discusión sobre lo que significa
leer en este soporte tecnológico o en libros de papel. Lo interesante de los comentarios de quienes
prefieren seguir leyendo libros impresos en papel es que suponen que leer en un
eBook implica una falta de apreciación por los libros impresos o por los libros
en general y, quizá, por la literatura misma.
Mi percepción es que es justamente el amor a
los libros y su necesidad de ellos que nos ha llevado a confiar en lo digital y
en la tecnología. Para quienes escribimos el poder acceder en el momento a un
diccionario, a una enciclopedia o a la búsqueda de datos desde la pantalla
misma de nuestras computadoras nos ha iniciado en la lectura de un soporte
digital hace ya tiempo. Elegir un libro desde otro soporte digital y recibirlo
inmediatamente fue el paso siguiente.
La necesidad del eBook surge de la propia biblioteca
a la que hemos ido agregando volúmenes físicos, ya sea por el gusto compulsivo
de los libros, por vocaciones estéticas y literarias o por necesidades
profesionales. No surge de la falta de amor a los libros impresos, muy al
contrario, es el resultado inevitable y contemporáneo de nuestra afición a
ellos.
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